jueves, 20 de septiembre de 2007

El ermitaño


En el interior de aquella choza (es decir, la ermita que yo venía buscando), al lado de la cual se alzaba un patético intento de campanario, brillaba, dubitativa, la luz de un fuego en el hogar. El aire de la montaña era frío y limpio, y traía un tenue aroma de carne churruscada; me tambaleé hasta la puerta y golpeé con el codo (las manos me dolían demasiado). Me contestó una voz chirriante y miserable.

-¡Lárgate, cabrón! ¡Te dije que vinieras por la mañana!
-Señor ermitaño…
-Joder, ¿quién eres tú?
-¿Podría abrirme, por favor?

Escuché pasos acercarse.

-¿Porqué?
-Pues… por favor. Tengo frío, y hace dos días que no como. He venido a verle.
-Coño, mira qué bien –abrió la mitad superior de la puerta, que era como las de los establos, y me echó un vistazo mientras yo se lo echaba a él. Era un ermitaño de cuento, con su pelambrera gris y su túnica andrajosa de piel de cabra. Conservaba pocos dientes y los conservaba en mal estado. Le hedía el aliento.
-Por favor, ábrame –dije con un hilo de voz -. Estoy desnudo, y el frío de…
-Ya lo veo. Tienes una buena polla.
-¿Qué?
-Como que qué, joder. Que entres –Me abrió la puerta completa y pasé. El inmundo caos interior no merece ser descrito.
-Bueno, mierda, chaval, ¿qué quieres de mí, a parte de que te invite a cenar?

Bebió un trago a morro de una bota de vino y me la pasó, mientras echaba en un plato dos o tres chuletas renegridas.


-Usted es el hombre más sabio del mundo.
-Mierda, ya lo sé.
-Quiero que me enseñe.
-Mira qué listo. Yo no enseño.
-Pero…
-Come y calla.

Obedecí. Entre su mugriento flequillo, los ojos le brillaban como dos diamantes en el fondo de una mina.

-¿Me enseñará?
-Que yo no enseño nada, hostias. Tú quieres mi sabiduría, pero yo no quiero nada de ti. No puedes aportarme nada.
-Podemos aprender de todo y de todos.
-Coño, ¿te vas a poner a filosofar con el hombre más sabio del mundo? Humildad es lo que te falta; humildad y sumisión. Si quieres que sea tu maestro…
-Sí, le obedeceré, lo siento, he sido un arrogante. Pero mire, yo…
-¿Porqué no te tocas la polla un rato?
-¿Qué?
-Vamos, pélatela. Mastúrbate, hazte una buena paja –dijo sobándose el paquete.
-¿Qué?
-¡Que te la casques!

El hombre más sabio del mundo me estaba invitando a un onanismo conjunto, tras semanas de
escalada miserable por barrancos y laderas de los Alpes.

-Yo no pienso…
-Mira, nene, o te empiezas a sacudir la sardina ahora mismo o te doy una patada en el culo y te envío rodando ladera abajo. Ya tendremos tiempo de estudiar luego.
-Usted está muy loco.
-No, coño, estoy muy solo. Eso es lo que pasa. Estoy solo y harto de follarme pastores y ovejas. Todos huelen igual. Venga, muévetela.
-…
-Oh, ya veo, nene, quizá estás cansado por el viaje, jijiji. Quizá necesitas algo de ayuda. De acuerdo, voy a darte una ayudita. Mírame a los ojos, cochino, putita, maricona.

Y el hombre más sabio del mundo se arrodilló entre mis piernas, relamiéndose los labios y riendo por lo bajo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh, si!!100% tú!;)

me ha encantado!!xD

es buenísimo zorra!^^


Un beso!

Anónimo dijo...

Un poco tonto el hombre más listo del mundo, que se autocastiga estúpidamente con una soledad que no le gusta, no?

La soledad impuesta, esa que uno no elige pero padece, es lo peor que le puede pasar a un animal de rebaño como es el hombre.

Pero el texto muy bueno :-) Me ha gustado.

Pay29a dijo...

muy bueno!!!
yo por las dudas no quisiera ser el hombre mas sabio.-.

Realmente interesante historia, una comparación importante entre la soledad que acarrea la sabiduria y el placer carnal ineludible a cualquier persona.-.

Es que siendo una persona sabia, es casi imposible la conviviencia con los demas hombres.-.

Un abrazo.-.

Anónimo dijo...

Es que uno no puede darse un paseo sólo por el campo, ¿eh?, jajajaja!!! qué bueno!

Tamaruca dijo...

Tengo un amigo a quien le va a encantar este post; él es un convencido de que el sexo mueve el mundo. Qué cosas...

Yo creo que uno puede ser muy sabio y a la vez muy tonto (como dice C.O.V.) o muy cobarde y no atreverse a compartir la vida con nadie.

(...)


Ahora vuelvo. Tengo que llamar a alguien...

Victoria dijo...

Hay que tener cuidado dónde mete uno sus cosas, que se sabe cómo entran, pero no cómo van a salir.

Riesgo dijo...

Supongo, C.O.V., que huyó dle mundo porque detestaba a la gente, pero hay ciertas cosas que no todos podmeos controlar.

Me halagas, Pay, aunque sí que tiene mucho de loq ue dices, mi única intencióne scribiéndolo era evadirme del dolor de oído xD.

Ni aceptar chuletas de extraños, Panterablanca. Aunque igual al final te lo pasas bien. Es un final "abierto".

Pues pásale el link a tu amigo, Tamaruca, y así subo el caché ^^. Estoy de acuerdo contigo, la mayoría de sabios son, d eun modo u otro, cobardes. Si no no pensarían tanto, y actuarían más.

Muy cierto, Miss Sinner. ¡Seguro que el hombre más sabio del mundo estaría de acuerdo contigo!

Gracias a todos por castigaros la vista. Saludos!

Juan Tamenela dijo...

¡Joder con el post!, y luego te asustas con lo de Peñafiel.

El sabio me recuerda mucho a un compañero de trabajo que le dice cosas parecidas a su superior.

Saludos

Dark Santi dijo...

Es bien sabido que los más sabios son los que menos follan.

Mira tú si no hay tontos en el mundo ni nada.

Riesgo dijo...

Responsable, estoy seguro de que tu compañero se afeita mejor que nuestro ermitaño.

Dark Santi, hay tontos a patadas. Salen de debajo de las piedras, de encima de las motos, de los aprkings de las discotecas...

Saludos!

Anónimo dijo...

lo has escrito tú?
me encanta!